Hace ocho años, cuando nos quedamos una semana atrapados por la nieve en Agoudal, a aquel recóndito lugar no llegaban ni carreteras asfaltadas, ni teléfonos, ni tan siquiera luz. Era un sitio inhóspito, alejado y tranquilo. Ibrahim, el dueño del albergue por aquel entonces, nos acogió en una situación complicada. Hoy, Ibrahim ya no está y a Agoudal ha llegado la luz, los teléfonos móviles y las carreteras asfaltadas. Sigue siendo un lugar tranquilo y acogedor, pese a todo, pero demasidado humilde todavía. Y aunque los avances tecnológicos hacen prever el desarrollo para la comarca, los pueblos bereberes del Atlas aún viven con muchas necesidades. Nosotros, volveremos y seguiremos descubriendo maravillas como los Lagos de Imilchil o las Gargantas del Todra y del Dadés.
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Agoudal un día hace 8 años tras 4 días de intensas nevadas |
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Gentes del pueblo limpian el camino de nieve |
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Niños de Agoudal jugando en la nieve |
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Parte alta del Dadés |
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Cerca de Imilchil, el paisaje es duro e inhóspito |
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Las construcciones de adobe de Agoudal resisten viento y marea |
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La bici un buen medio para desplazarse por la zona |
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Niñas de Agoudal en 2014 |
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Llegando a las gargantas del Todra |
Fotos: Pablo Sánchez y David Fernández
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