lunes, 13 de julio de 2015

La cuna de los Dioses

   Uno de los lugares que más merece la pena de Perú es el Valle Sagrado. En poco más de 60 km, se encuentran en este valle cerca de una decena de ruinas Incas. Varios ríos confluyen en el lugar, dominados por el más caudaloso, el Urubamba, y hacen de la zona una de las más fértiles del país. Por ello, aparte del turismo, la producción de maíz sostiene la humilde economía local. Pero sobre todo, el Valle Sagrado es un lugar mágico y especial, donde se respira un misticismo que antaño llevó al pueblo Inca a asentarse allí. Entre todas las ruinas, destacan Sacsayhuamán, Pisac y Ollantaytambo. En ellas se pueden encontrar construcciones de la época como tumbas, templos, viviendas y monolitos. Algunas como Ollantaytambo son incluso más interesantes que Machu Pichu desde el punto de vista arqueológico. No obstante, el lugar donde se asienta este último es único e irrepetible, y supone un perfecto final para la visita al valle. El acceso al Valle Sagrado se hace desde Cuzco y el destino final es Ollantaytambo. Desde aquí, se coge el tren que conduce a Aguas Calientes, la localidad desde donde se asciende a Machu Pichu. Otra opción menos habitual y más emocionante es alquilar un todoterreno y conducir la sinuosa carretera hasta Santa Teresa. Una vez allí, se cruza el río Urubamba con una tirolina y en el otro lado hay que negociar con los pocos vehículos que van hasta la central hidroeléctrica. Pero ahí no acaba la cosa, una hora de caminata sobre las vías del tren te llevarán hasta el deseado pueblo de Aguas Calientes. 











Fotos: David Fdez Atienzar

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