ATRAPANDO EL MUNDO: Sarajevo, el Fénix de los Balcanes

lunes, 1 de febrero de 2016

Sarajevo, el Fénix de los Balcanes

Cuentan que el ave Fénix muere para renacer de sus cenizas con más fuerza. Que cuando todo parece perdido, aún hay esperanza. Algo parecido le sucedió a Sarajevo, la capital bosnia. En 1995, tras un asedio de casi tres años, la ciudad tocó fondo. Diez mil civiles muertos, más de cincuenta mil heridos y casi todos los edificios de la ciudad marcados por las balas. Pese a que aún hoy se pueden apreciar las marcas de proyectiles en bastantes edificios, Sarajevo se esfuerza por ser una ciudad animada, rejuvenecida y, sobre todo, habitable.

La capital despierta con los rezos mulsumanes, que surgen de las numerosas mezquitas que salpican la ciudad. Los minaretes son el altavoz de una sociedad diversa y plural, que en una época vivió en paz y que fue atropellada de repente por las absurdas disputas de aquellos que enarbolan banderas y dibujan fronteras. Más de diez años después del fin de la barbarie, sus habitantes se esfuerzan por recuperar la vida antes de aquel infierno. Su casco antiguo dominado por el icónico Sejbil, la imponente biblioteca o el puente Seher Cehaja encauzan un agradable paseo marcado por el pasado otomano. Aunque también hay visitas menos agradables: la escalofriante silueta del Holliday Inn y el paseo de los francotiradores o el túnel de la guerra y su apasionante historia, recuerdan que el infierno se instaló allí durante una larga temporada. A menos de dos horas, encontramos Mostar, otro lugar sacudido por los bombardeos y presidido por su archifotografiado puente. Pero esa ya es otra historia.