Como los antiguos viajeros de las diligencias, nuestros pasos nos conducen a menudo a lugares donde reponer fuerzas, la mayoría encontrados por casualidad, dignos de estrellas Michelín y de los mejores elogios de Chicote. Su calidad, cantidad y precio hacen de estos lugares auténticas joyas gastronómicas. Os aconsejamos unos cuantos en el norte de España:
Casa Pepa: en Ferreruela de Tábara, en plena Sierra de la Culebra (Zamora). Este familiar restaurante, premiado a nivel provincial, ofrece un menú basado en las materias primas de la zona: alubiones sanabreses, patatas con mano de cerdo, chuleta de ternera de Aliste y cordero asado. Todo ello más postres caseros, bebida y entrantes por un precio increíble. No pidas la carta porque es lo que hay, como tiene que ser.
El Gatito: en Valderas (León). Este mítico local es difícil de localizar, ya que carece de indicaciones y carteles en su fachada. Sirve bacalao al ajo arriero y conejo estofado, ni más ni menos. Ambas cosas riquísimas. Si no vas con tiempo, probablemente tengas que hacer cola o esperar más de una hora para comer. Generosas cantidades en un campechano local.
Casa do Pulpo: en Verín (Ourense), en la antigua carretera de Portugal. Uno de los mejores platos de pulpo a la gallega se sirven en este clásico local, atendido por distintas generaciones de una agradable familia autóctona. También tienen una riquísima Carne O Caldeiro, plato de ternera preparado con ajos y patatas cocidas. Pide una botella de Ribeiro de la casa y lo tienes hecho.
Casa Ezequiel: en Villamanín (León), camino del Puerto de Pajares. ¿Quién no conoce este sitio. originario punto de venta de embutido? Quizás sea el más famoso entre los restaurantes de carretera. Cantidades exageradas, variedad gastronómica (rabo, morcilla, cecina...) y amabilidad ¿qué más se puede pedir? Acabar agasajado es fácil y por un precio módico. Además, te dan tuppers por si te quieres llevar lo que ha sobrado. Solo tiene una pega: está siempre lleno.
Hnos Matellán: en Rabanales (Zamora), en la zona de Aliste. Carne de la buena de verdad. Además de restaurante, este establecimiento es carnicería. Mollejas y chuletón de Aliste a la brasa son la especialidad. El precio, también de escándalo.
Casa Villaronta: en Ribadeo (Lugo). Cruzando el límite provincial entre Asturias y Galicia y muy cerca de la preciosa playa de Las Catedrales, nos encontramos este antiquísimo local que presume de hacer el mejor pulpo de toda Galicia. En verano se abarrota y, aparte del pulpo, se pueden degustar platos típicos como lacón con grelos, pimientos del Padrón o chipirones fritos. No defrauda.
Casa Cristina: en Tellego, un pueblecito a diez minutos de Oviedo. Este singular local, regentado solo por mujeres, es un restaurante que hace las delicias de los asturianos desde hace ya tres generaciones. Cristina, la regenta, agasaja a sus comensales con platos de puchero (la fabada y el pote asturiano son las estrellas) seguido de platos de carne o pescado a elegir (bacalao, cordero o un riquísimo pitu do caleia). Si pensabas que ya habías acabado, espera a los postres...
Taberna La Fernandica: en Ledesma, Salamanca. Otro sitio familiar, de los que hacen afición. Menús caseros, abundantes y asequibles servidos en su propia casa. Especialistas en "patatas meneás" y carnes, te rematan con el postre: una mesa rodante de quesos con membrillo. Las "Fernandicas", denominadas así porque fueron las hijas de Fernando quienes comenzaron con la taberna hace casi cien años, se dice pronto.
Mesón Viejo del Jamón: en Cuatro Calzadas (Salamanca). Si vienes de Cáceres, ya casi llegando a Salamanca, y estás desfallecido por el hambre, no lo dudes, para en Cuatro Calzadas y date un homenaje en este mesón a base de jamón de Guijuelo, embutidos de la olla y carnes de buena calidad. También nos valen unos huevos fritos con jamón. Es una de las paradas obligadas de esta ruta y siempre está lleno de gente, por lo que no es raro esperar para sentarse. Que esto no te preocupe, en la barra también sirven buenas raciones. Los precios, además, muy razonables.
El Empalme: en Mombuey (Zamora). Ríete tú de las Estrellas Michelín. En este afamado restaurante se come de lujo gracias a sus cocineros Gloria y Elías, formados en las mejores escuelas de cocina. Aunque el menú pueda parecer algo menos asequible, podemos asegurar que están más que bien pagado. Especialistas en setas y carne de caza, el plato estrella es el solomillo de ternera y venado con salsa. Aquí no se pide carta, te comes lo que te pongan. Ojo con la ubicación, está en el cruce de la carretera de Zamora-Puebla de Sanabria con la autovía Benavente-Ourense, unos kilómetros antes de Mombuey.
La Gallega: Sotres (Asturias). Este es de los lugares que no hay que difundir mucho, no sea que se haga popular y se estropeé. El restaurante en sí es digno de visitar: una antigua tienda de souvenirs en la que comes en medio del pasillo. El menú, asturiano cien por cien: queso de la tierra, fabada a expuertas, cabrito y tartas caseras. El precio irrisorio y el trato excelente.
Taberna Papuxa: en Ribadavia (Ourense). Para terminar, recomendamos esta peculiar taberna, no porque sea especialmente destacada a nivel culinario (solo sirven vino de barril en taza, embutidos y empanadas), pero la solera del local y la extravagancia de sus regentes y clientes hacen de él un lugar extraordinario. La auténtica fonda.
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